Cualquier intento de describir el panorama de este año debe comenzar por reconocer la primacía de la política, porque habrá elecciones en más de 60 países, que abarcan la mitad de la población mundial.
Por: Isaac Cohen
Analista y consultor internacional, ex-director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, UNIVISION, TELEMUNDO y otros medios.
(M&T)-. Por ejemplo, la economía de Estados Unidos está comenzando el año con fuerte crecimiento, inflación declinante y bajo desempleo. Sin embargo, los consumidores aún no reconocen plenamente estas señales positivas.
Aunque hay indicaciones recientes de mejoramiento en la confianza de los consumidores, así como alzas récord en los índices bursátiles, todavía es muy temprano para saber cómo las condiciones económicas influenciarán los resultados de las elecciones de noviembre en Estados Unidos.
Otra pregunta se refiere a la forma como la economía de China ha salido de las medidas estrictas adoptadas para controlar la pandemia. Después de 3 por ciento de crecimiento en 2022, el esperado rebote del año pasado alcanzó 5.2 por ciento, cumpliendo con la meta del gobierno. Pero también indicó la persistencia de una tendencia declinante, reflejada en presiones deflacionarias, el sector de la vivienda en crisis, alto desempleo entre la juventud y envejecimiento de la población.
La pregunta es si persistirá esta tendencia declinante. Según el profesor de Harvard Lawrence Summers, entrevistado en Shanghái y citado en el New York Times, “el estancamiento secular se ha desplazado desde el hemisferio occidental hacia China.”
Finalmente, en 2024, habrá elecciones en los siguientes países latinoamericanos, con diferentes consecuencias económicas: El Salvador, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y quizás en Venezuela.
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