Por: Mauricio Fernández, director de Operaciones Américas de BPC Banking Technologies.
(M&T) – Bajo un modelo de plataforma digital, Safal Fasal en la India, configuró un mercado de pymes, que hizo posible que más de 370.000 agricultores accedieron por primera vez a un servicio de pago instantáneo y digital, con esta oferta se consiguió soportar la cadena alimentaria y de suministros mediante la Organizaciones de Productores Agrícolas (FPO) en el país asiático. Este exitoso modelo generó un estimado de ventas para marzo del presente año, de US$33 millones.
También está el caso de APNA Microfinance Bank, una institución financiera de Pakistán, creada por un grupo de líderes bancarios para proporcionar servicios financieros a los no bancarizados, debido a que solo el 20% de sus habitantes tienen una cuenta ahorros, su oferta se concentró en el 80% restante, en particular en las mujeres, los microempresarios y los agricultores.
Su solución permite utilizar los cajeros electrónicos con un sistema de autenticación biométrico para retirar dinero en efectivo y realizar otras transacciones, sin la necesidad de utilizar una clave numérica y digitada; una iniciativa que garantiza el uso fácil y simple, sobre todo para una población con grandes rezagos en educación tecnológica y poca alfabetizada.
De esto justamente es que se trata la inclusión financiera. Hoy la banca digital está adoptando diferentes modelos para incrementar su nivel de penetración, apalancada en soluciones tecnológicas que sirvan para ampliar y diversificar su oferta, el tipo de servicios y los productos que ofrece, con el objetivo de llegar hasta los grupos poblacionales más desatendidos, bien sea por su ubicación geográfica, edad, actividad económica o vinculación laboral, entre otros factores.
Una región que apuesta por romper la brecha financiera
La tecnología ha sido decisiva durante la pandemia en todos los aspectos de la vida, según destacó Mastercard[1], en su informe sobre la inclusión financiera durante el covid-19, más de 40 millones de personas se bancarizaron en Latinoamérica, en el último semestre de 2020. Sin embargo, el reporte también mostró que en la región antes de propagarse la pandemia, tan solo el 45% de sus habitantes había realizado una transacción en línea; pero debido a las diferentes medidas de aislamiento preventivo y a los cambios en los hábitos de consumo, esta cifra llegó al 83% de su población.
La digitalización produce grandes beneficios para los usuarios como es la reducción de costos operativos, la transparencia en el proceso y la creación de un ecosistema que hace posible realizar y recibir pagos; reduciendo el uso del dinero físico, y que además, permite que las personas lo usen de manera cercana y sin mayor nivel de complejidad. El gran nivel de aceptación por parte de las personas se debe principalmente a estos grandes tres factores.
El primero es la adopción mayoritaria de los Smartphones, y que sin duda ha sido el gran promotor de la inclusión financiera a nivel mundial. Un estudio de GSMA, organismo que representa a los operadores móviles, destacó que en Latinoamérica el 70% de su población tenía un teléfono inteligente al finalizar el 2020.
Cuando los comercios, microempresarios, minoristas, vendedores ambulantes y domiciliarios implementan una tecnología como la de ‘Tap to Phone’ (Toque al teléfono), o Pago sin Contacto, un smartphone se transforma en un dispositivo capaz de realizar de transacciones y recibir pagos, sin la necesidad de usar cualquier otro tipo de equipo.
También está el Marketplace, el cual destaqué en los dos casos de éxito al inicio de esta columna y que ayuda a las pymes para que pueda realizar pagos digitales. Una solución ideal para países en vía de desarrollo como es el caso de Latinoamérica y que además presenta algunos retos en acceso a los sistemas transaccionales convencionales y que con su tecnología se incorpora a cualquier tipo de emprendimiento o comercio como parte de su oferta de servicios
Finalmente está la Banca Abierta (Open Banking), una herramienta que simplifica los procesos transaccionales y da un acceso unificado a servicios financieros como verificar el balance de una cuenta, gestionar pagos, recibir asesorías financieras, solicitar préstamos o acceder a un producto de un tercero asociado, de manera simple y en línea.
La nueva generación de bancos digitales y fintechs están incorporando nuevos modelos de acceso financiero. Aún, producto de ciertas estructuras tradicional persisten algunas barreras que limitan su acceso; pero no cabe duda que estamos ante una disrupción tecnológica sin precedentes, y que junto con una mayor competencia entre banca tradicional y los neobancos, en la actualidad generan una serie de propuestas que se adaptan a los hábitos de las personas y a sus necesidades financieras en la vida cotidiana.
[1]https://www.mastercard.com/news/latin-america/es/sala-de-prensa/comunicados-de-prensa/pr-es/2020/octubre/la-digitalizacion-en-america-latina-40-millones-de-personas-se-han-bancarizado/
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