La información fundamental y esencial para el desarrollo de un análisis certero, y desde un punto de vista económico, financiero y de negocios propiamente, debe responder a datos de corte científico que deriven de un proceso investigativo.
Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D, Asesor y analista financiero, abogado, profesor e investigador.
(M&T)-. Esto al menos, cuando el enfoque es a la generación de criterios y la toma de decisiones de corte gerencial y empresarial, pues la calidad y la verificabilidad epistemológica de los contenidos abordados es fundamental para su utilización.
No obstante, en una sociedad donde la información sobreabunda, es cada vez más usual encontrar los denominados influencers que suelen emitir opiniones en temas de índole técnico, aún sin tener una base epistémica, o al menos conceptual-investigativa que sustente sus postulados, pudiendo hacer incurrir al error a quienes consideren este tipo de información no científica como contenido para la toma de decisiones.
Cabe indicar que la opinión responde a un parecer particular sobre una situación específica, mientras que un criterio hace mención a una posición científica y epistemológica razonada y fundamentada de un área del conocimiento, siendo en este caso la Economía, las Finanzas y la Administración de Empresas.
Al analizar opiniones emitidas por un personaje social, entiéndase un influencer, estas no suelen denotar una trazabilidad epistémica, y no demuestran ser sustentadas en una investigación, o en contenido basado en publicaciones de corte científico, sino más bien, hacen mención a una idea aleatoria que parece buscar únicamente la interacción en redes sociales, en especial, cuando estas personas no son investigadores, o peor aún, cuando se hacen llamar profesionales en alguna ciencia en particular, no siéndolo.
Esto puede incluso repercutir en responsabilidad civil objetiva, pues pudiese inducir al error a la persona que considere dicha opinión como válida, pues no se ha informado al público de su falta de validez científica.
En línea de lo anterior, pueden establecerse algunos puntos relevantes que permiten diferenciar a un personaje mediático sin contenido científico, de un investigador técnico en el área económica de los negocios, señalándose los siguientes:
Falta de formación técnica en el área: al observarse una persona que emite opiniones en redes sociales sobre un área ajena a su formación académica, no solamente se está ante información no válida, sino que la persona incluso puede incurrir en un ejercicio ilegal de la profesión, ejemplo al autodenominarse abogado, economista, financiero, no siéndolo, o bien, el hecho de no aclararlo cuando un medio comete el error. Un investigador siempre muestra su formación como punto base, pues su trabajo es desarrollado en el área específica.
Falta de publicaciones científicas: mientras que un investigador utiliza los medios de comunicación como una herramienta pertinente para divulgar los resultados de sus investigaciones técnicas, o artículos científicos, un influencer adolece tan siquiera de trabajo de esta índole, sino que toda su exposición mediática se basa en opiniones sin mayor sustento investigativo, y son evidentes los errores técnicos, cambiando incluso su posición con el objetivo de atraer interacción.
Ponderación de la forma sobre el fondo: una práctica muy utilizada por influencers de contenido no científico, donde se recurre al uso de imágenes, vídeos, palabras altisonantes, o distracciones visuales, dando poco o nulo énfasis al contenido técnico, tema que distrae al público, pues el mensaje de fondo no tiene respaldo científico. Un investigador priva la presentación de los resultados por encima de la forma, pues la información es la base de su criterio.
Separación práctica y académica: los influencers mediáticos sin contenido técnico, no suelen ser parte de posiciones de relevancia en el área empresarial, o bien se autodenominan con puestos laborales que no tienen para respaldar las falacias emitidas, de igual forma no se encuentran activos en el área académica, entiéndase en docencia, investigación o extensión, incluso habiendo sido removidos de sus funciones en el mundo educativo. Un investigador tiene como pilares la participación activa en juntas directivas, asesorías, gerencias u otros, además de una constante participación en la actividad universitaria, así como en la investigación y publicación empresarial.
Claramente puede observarse que el contenido de fondo, así como la pertinencia a una formación técnica, además de la constante investigación científica, son aspectos elementales para poder realizar un discernimiento técnico de un personaje estrictamente mediático, para con un investigador científico. Adicionalmente, no puede dejarse de lado que el ejercicio ilegal de la profesión, esto al denominarse o no contradecir la mención de una profesión ajena a la propia, deriva en contenido impropio y falso, aspectos que invalidan al influencer como fuente de información empresarial, no pudiendo ser utilizado como referencia científica tampoco.
La gestión de la información empresarial, económica y financiera es sin duda sensible, y es menester de cada individuo precisar un discernimiento claro de aquello superficial y sin aporte.
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