Imagina que estás en cocinando y decides no limpiar ningún utensilio mientras lo haces. Esta decisión hace que termines la tarea mucho más rápido pero que acumules trabajo para más tarde. Incluso mientras más tiempo pases sin ocuparte del lavado, más difícil será realizarlo luego.
Por: Raúl Lopez
IT Manager Applica Corp
(M&T)-. En el desarrollo, la deuda técnica sigue un principio similar: es el coste acumulado de soluciones rápidas y decisiones de diseño incongruentes que pueden ser convenientes a corto plazo pero complican considerablemente las cosas a largo plazo.
En resumen, la deuda técnica se puede entender como el gasto adicional generado al optar por una solución rápida en lugar de una más efectiva.
Un caso conocido es el de la aerolínea Southwest. La empresa cometió el error de no actualizar el código de sus sistemas de asignación de tripulaciones, lo que causó un gran problema en sus operaciones. Este inconveniente los forzó a cancelar más de quince mil vuelos, dejando a miles de pasajeros sin viajar y generando considerables pérdidas para el negocio. Este caso ejemplifica la importancia de abordar la deuda técnica de manera proactiva desde las etapas iniciales, evitando que los problemas se intensifiquen y se tornen más serios.
Algunas empresas abordan la deuda técnica con estrategias proactivas. Por ejemplo, utilizan retrospectivas dedicadas a identificar áreas con posibilidades de mejora y etiquetan tareas específicas en sus backlogs para monitorearlas. Es como hacer una inspección recurrente para asegurarse de que todo está en orden y no se están acumulando problemas.
Por ejemplo, en el ámbito de los proyectos de software heredados, con frecuencia nos encontramos con sistemas antiguos que requieren una renovación. En estas situaciones, se puede emplear el patrón Strangler, una estrategia que orienta al equipo en la actualización gradual de secciones específicas del sistema sin interrumpir su funcionalidad general. Esta metodología posibilita la migración incremental de un sistema heredado, sustituyendo eventualmente todas las características del sistema anterior, suprimiéndolo y permitiéndole su desmantelamiento. Es un proceso delicado y requiere una planificación cuidadosa, pero al final, el sistema se vuelve más ágil y fácil de mantener.
La gestión de la deuda técnica es crucial y controlarla es un esfuerzo de equipo. Algunas recomendaciones básicas:
Realizar auditorías de código regulares.
Asignar tiempo para refactores en el ciclo de desarrollo.
Fomentar una cultura de mejora continua y aprendizaje.
Concluyendo, la deuda técnica no constituye únicamente un desafío para los desarrolladores, sino que impacta a todos los stakeholders. Abordarla de manera proactiva no solo eleva la calidad del software, sino que también optimiza los recursos y previene complicaciones a largo plazo. Al igual que una cocina limpia y bien organizada es esencial para un plato bien preparado, un código correctamente mantenido es crucial para el éxito del desarrollo.
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