(M&T).- Un crecimiento de la economía mundial menor a lo esperado, producto de una desaceleración, la guerra entre Rusia y Ucrania y el alto precio de los hidrocarburos son algunos de los factores externos que están afectando a todo el planeta. En ese contexto, Costa Rica vive la inflación más alta de los últimos 13 años se registró en mayo del 2022 con 8,7%, mientras que los combustibles alcanzaron un precio histórico por litro de más de ¢1 mil.
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Muchos bancos centrales, incluyendo el costarricense, toman medidas encaminadas a evitar que la inflación se dispare, lo malo, es que se aumentan las tasas de interés de los créditos y con ello, se disminuye la inversión, el consumo y por supuesto, la generación de nuevos puestos de trabajo en el mejor de los casos, ya que no se pueden descartar recortes de personal.
Las cifras evidencian cambios en las proyecciones:
Un crecimiento económico lento conduce a un aumento en el desempleo, lo que en conjunto con altos niveles de inflación golpean de una manera significativa a las personas, ya que no solo enfrentan problemas de ingresos sino que estos, junto con sus ahorros, pierden poder de compra, generando crisis sociales profundas en los países que experimentan la estanflación.
La semana pasada un período de “estanflación”, fue pronosticado por el Banco Mundial. Se trataría de una abrupta caída del crecimiento global, a la vez, que las economías en todo el mundo experimentarán un alza de sus bienes y servicios. De acuerdo con los nuevos escenarios, el producto interior bruto (PIB) mundial solo crecerá 2,9%, frente al 4,1% que se pronosticó en enero. En el caso de Costa Rica la economía solo crecería 3,4% este año.
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