El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), aprobó un financiamiento por US$200 millones a la República de El Salvador con el objetivo de fortalecer la cobertura y calidad de los servicios educativos en el país.
El monto aprobado será destinado para la reconstrucción, remodelación de infraestructura y equipamiento tecnológico de al menos 186 centros escolares ubicados en los departamentos con alto Índice de Pobreza Multidimensional, en los niveles de parvularia, primaria, secundaria y bachillerato; y así mejorar la calidad de la educación y reducir la tasa de deserción en esas zonas.
El financiamiento está enmarcado en el Programa para la Reducción de la Pobreza y la Exclusión Económica y Social (PRPEES) del BCIE, el cual tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los pobladores de Centroamérica través de la financiación de operaciones para atender las necesidades de inversión en las comunidades más pobres y excluidas de sus países con el fin de contribuir al desarrollo equilibrado en la región.
Con el Programa Mi Nueva Escuela, la población estudiantil beneficiada asciende a 55,401 por año de los cuales 7,666 pertenecen a parvularia; 29,147 atienden primaria, 14,642 pertenecen a secundaria y 3,946 cursan bachillerato. Adicionalmente, este proyecto tiene un especial énfasis en desarrollar habilidades en los jóvenes para que aumenten su empleabilidad en sectores mejor remunerados y se contribuya a disminuir la brecha salarial.
En relación con esta operación, el Presidente Ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, indicó que “la inversión en educación cumple un rol fundamental en la generación de capacidades sociales, y favorece la igualdad de oportunidades, las condiciones económicas y sociales de la población salvadoreña. Asimismo, el Banco busca apoyar en los esfuerzos para reducir la pobreza y la desigualdad entre niños y niñas en el país”.
Por su parte el Licenciado José Alejandro Zelaya, Ministro de Hacienda de la República de El Salvador, manifestó que esta operación por US$200 millones se dará un mayor impulso a los esfuerzos y las acciones planificadas para mejorar la infraestructura de los centros escolares y al mismo tiempo equiparlos con nuevas tecnologías, logrando con esto un impacto positivo en el aprendizaje, cimentando así las aspiraciones de una educación del futuro de primer nivel para nuestras niñas, niños y jóvenes.
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